martes, 18 de febrero de 2014

PSICOLOGIA INFANTIL: COMPORTAMIENTOS QUE DISGUSTAN A LOS ADULTOS

LOS POBRES ANGELITOS
ALBA LUCIA CASTRO

Los niños son unos verdaderos angelitos, nacen con las inclinaciones naturales hacia el obrar asertivo y espontáneo, solo que actúan desde su poca experiencia acerca de su mundo interno sobre el cual no pueden expresarse porque carecen de palabras y con base en lo poco que han vivido en un planeta que no comprenden.
FOTO TOMADA DE IMAGENES DE GOOGLE


El niño(a) necesita afecto, apoyo moral constante y atención. Requiere con urgencia que alguien lo escuche para saber si lo que está pensando es coherente con ese mundo extraño, si su manera de sentir y de actuar son aprobables o no.

Cuando los padres no tienen tiempo, los niños -conciente o inconcientemente- se sienten inseguros y reaccionan con diferentes mecanismos de defensa, entre los cuales los más comunes son: no comer adecuadamente; no realizar sus tareas solos o comportarse con rebeldía y agresividad. 

Los niños no ingieren los alimentos que más les insisten sus padres. A cambio, para saciar el hambre piden cereales, lácteos,  dulces o “empaquetados”. Los padres se quejan de que a veces el niño come muchísimo y argumentan: “cuando salimos de paseo come bien”….

Es probable que el día que se sienten consentidos y atendidos, el niño baja su nivel de ansiedad y por eso come bien. Sin embargo al volver a sentirse desprotegido y desatendido, vuelve a elevarse su ansiedad y deja de comer.

Otros se quejan de que el niño no realiza las tareas escolares, argumentando que no puede hacerlas solo porque no entiende y se resiste a elaborarlas si sus padres no están a su lado.
Quizás el niño se ha dado cuenta que ese es el único tiempo que sus padres le dedican.

Pero la situación se complica cuando los gritos y peleas dañan el momento, porque además de la inseguridad y la necesidad de afecto, la incomprensión o impaciencia de los padres le hacen sentir al niño que lo que les importa son las tareas y no el niño en sí.

El niño puede empezar a sentir aversión al estudio o a la comida. Además, la ansiedad se convierte en angustia, temor, decepción, impotencia y una gran sensación de abandono. 

Los niños cuyos padres no les dedican tiempo diariamente, pueden sentirse tan heridos emocionalmente, que actúan como un animalito salvaje y por eso atacan a quien se le acerque o le lleve la contraria. Se vuelven rebeldes, hacen berrinches, gritan, pelean, golpean a los demás o dañan las cosas para descargar su gran confusión emocional.

Los pobres angelitos, necesitan padres y madres presentes TODOS LOS DIAS, para sentir sus palabras amorosas, enseñanzas y consejos. Necesitan que las manos de sus padres y madres los acaricien con ternura y los brazos los envuelvan para sentirse protegidos y amados. En lugar de gritos, castigos y golpes, necesitan que les expliquen las cosas de la vida y ante todo, necesitan que les dejen ser NIÑOS con su propia personalidad.


¡Lástima que a los adultos se les olvide que fueron angelitos frágiles e indefensos!

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