NADIE IMAGINA EL DAÑO DEL ABUSO Y VIOLENCIA SEXUAL
ALBA LUCIA CASTRO psicóloga. agosto 28 de 2015
Cada vez que encuentro a alguien
hombre o mujer que ha sido abusado sexual y me doy cuenta de su desajuste y de
la gran lucha continua y desvastadora, siento deseos de pedir la pena de muerte
para los abusadores y violadores sexuales.
El abusador se gana la confianza
y el afecto del niño(a), lo controla, manipula y domina, le genera miedo y le
da afecto y lo confunde. En sus estructuras mentales el niño no logra definir
qué es lo sano, correcto, agradable o desagradable. Se debate entre el miedo a
la ira y al castigo y el miedo a perder el afecto, los regalos o beneficios que
el abusador le da por seguirle el juego.
El violador destroza el cuerpo, alma,
la dignidad, los derechos a expresar sus sentimientos, pensamientos y deseos, el
derecho a defender su cuerpo de un ataque mortal y de buscar protección. Vive momentos
terribles de angustia, dolor físico y psicológico que siempre lo acompañarán,
como el sentimiento de ira acompañada de terror que queda sembrado en lo más
profundo de su mente, cuerpo, afectividad y alma.
Una angustia que se vuelve viva
en el momento en que alguna situación, palabra, suceso, lugar u objeto, detona
los recuerdos y revive el pánico sentido, es decir pierde el derecho a la paz
interior, a la estabilidad y fortaleza emocional genuinos.
Tanto el abusado como el violado,
podrá como mecanismo de defensa borrar de su consciente los actos de abuso y
violación, pero jamás podrán eliminarlos de su inconsciente. Requerirán de
mucho amor de su familia, comprensión, ayuda psicoterapéutica e incluso
psiquiátrica para poder aprender a manejar el trauma y sus secuelas.
Pueden desarrollar diversas
fobias, trastornos de ansiedad, estrés postraumático, trastornos esquizoides,
trastorno desafiante o antisocial de la personalidad, dadas las dificultades
para relacionarse con otros y consigo mismo, pues les es difícil identificarse,
definirse y desarrollar su sexualidad.
Algunos jamás logran definir si
son heterosexuales u homosexuales, otros jamás alcanzan a vivir una relación
amorosa sana y estable, otros deciden vivir una sexualidad aberrante, ser
abusadores o violadores para saciar su natural deseo sexual plasmado de
ansiedad, dolor psicológico y confusión.
Como consecuencia de su angustia,
desamor, autorrechazo, vergüenza, asco hacia sus genitales o a si mismos,
sentimiento de inadecuación, inferioridad e ira profunda contra la vida y
contra todo, pueden desarrollar enfermedades psicosomáticas como hipocondrías,
cáncer, leucemia, asma, artritis o lupus entre otras.
Ahora dígame Ud. ¿los abusadores
y violadores sexuales merecen la pena de muerte?
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