ALBA LUCIA CASTRO SOTO, Psicóloga. Noviembre 2 de 2017
Pensamos que la felicidad viene
de afuera, y pues si bien es cierto las alegrías que nos proporcionan las
personas, cosas y sucesos, pueden ser maravillosas, pero pueden tener un tiempo
El deseo es el origen de los
sentimientos, las emociones y también de la felicidad. Porque todo deseo
contiene pensamientos y juicios, empezando por el motivo del deseo, para que, y
por qué desea tal cosa, acto seguido vienen los planteamientos de cómo
lograrlos, con qué, cuándo y con quienes, entre otros detalles.
Hay gente que desea demasiadas
cosas que pueden llegar a ser inútiles, vanas, efímeras y hasta dañinas, cuyo
motivo es egocéntrico, subjetivo y narcisista, es alcanzar poder, dinero,
aumentar el ego y vivir del placer, pero puede convertirse en una obsesión y entre
más logran más quieren, entonces no hay límites ni existen los derechos de los
demás, pueden cometer cualquier cantidad de atropellos contra otros.
Por el contrario, hay personas
cuyos deseos son tan concretos, pequeños y escasos, son conformistas y se
pierden de oportunidades de tener mejor desarrollo personal y calidad de vida.
El criterio sobre felicidad puede
ser el regulador de los deseos, si la felicidad se centra en el tener objetos
por tenerlos, pues la novedad pasa y el objeto sufre su evolución y se acaba la
alegría. Creer que la felicidad es tener pareja o tener hijos, pues es bien
discutible, porque nadie le pertenece a nadie y las relaciones requieren la
construcción diaria y afrontar muchos retos para que funcionen.
Creer que la felicidad no existe,
es negarse a la posibilidad de tenerla. La felicidad está en su mente y en su
corazón. Ud. decide que hacer para ser feliz.
Si la felicidad es un estado
interior, espiritual, es estar en paz consigo mismo, con los demás y con el
universo, sería la guía sabia, para filtrar los deseos y responder con
objetividad y realismo el para qué y por qué y por ende para planear como
lograr el deseo, controlar impulsos, obrar rectamente, ser coherente, justo,
prudente y responsable, así como tener mejor capacidad para afrontar las
frustraciones.
Qué contribuye más a esa paz
interior: ¿desear un carro último modelo para no quedarse atrás de los amigos y
compañeros de trabajo, por lo cual, tendrá que hacer grandes sacrificios y como
dice el dicho: “comer yuca y aparentar que fue caviar”, o comprar un vehículo
de buena calidad, que sirva para lo que necesita la familia y que este dentro
del presupuesto, quizás con un poquitín de esfuerzo?
La felicidad requiere una gran
capacidad para ver la realidad y ser proactivo; comprender las personas y las lecciones
que dejan los problemas, dejar el pasado en el pasado, vivir el presente
responsablemente pensando en las consecuencias que sus decisiones tienen ahora
y en el futuro.
Para sentirse feliz, como mínimo,
necesita tener equilibrio en su autoestima y autocontrol, tener activa su
evolución espiritual, acatar y respetar las leyes universales y humanas;
reconocer que la gente y el mundo cambian, ser observador para afrontar la
realidad tal como es, disfrutar de lo que le rodea y ser agradecido.
Ud. decide cómo vivir y sentirse
hasta que su espíritu se desencarne, recuerde que no se lleva a nadie ni nada.
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