Que vale más ¿saber multiplicar o sentir bienestar integral?
ALBA LUCIA CASTRO, psicóloga, 2013/07/18 - 2016/07/2018
Todos los niños tienen el derecho a sentir bienestar,
seg
uridad y protección en todos los lugares, especialmente en su institución
educativa. Sin embargo, hay niños a quienes les toca afrontar duras realidades
que interfieren en su bienestar.
Los niños que siendo normales intelectualmente, pero tienen
algún trastorno de aprendizaje, discapacidad física, ansiedad social o cualquier otro trastorno
del desarrollo, sufren en silencio una serie de frustraciones al darse cuenta
que están en desventaja frente a los otros niños, lo cual causa menosprecio por
sí mismo.
Cuando los padres y profesores los regañan y cuando sus
compañeros hacen comentarios ofensivos y críticas negativas porque su
rendimiento es bajo, para estos niños son como golpizas psicológicas; además
algunos niños son duramente castigados o golpeados físicamente, sin comprender
sus dificultades.
Estos niños por lo general no son escuchados cuando dicen
que no pueden, que no entienden o que les cuesta trabajo, entonces menguan su
autoconcepto académico y su autoestima, sienten una profunda tristeza, se
aíslan y se retraen para evitar al máximo las burlas, criticas o exponerse a cometer
errores, lo cual no solo interfiere en su desarrollo emocional sino también en
el social.
Sucesos como accidentes, enfermedades cardíacas, diabetes,
epilepsia o cualquier otra enfermedad medianamente grave o severa pueden hacer
que el niño se desmoralice, sienta que no vale la pena estudiar ni esforzarse
porque es probable que su muerte esté cerca y entra en depresión, pero como
tiene que enfrentar la realidad cotidiana puede afrontarla con rebeldía y
agresividad.
En estos casos los niños se vuelven susceptibles,
malgeniados, callados, llorones, inseguros, indecisos, tercos, tienen
pesadillas, cambian rápidamente de estado de ánimo, pueden sufrir trastornos
alimenticios, como comer en exceso y otros días no comen prácticamente nada.
Los niños con estos problemas necesitan mucha comprensión
por parte de familiares y amigos, necesitan constantemente escuchar expresiones
de amor y que les hagan ver que tienen otras habilidades, cualidades,
comportamientos y acciones buenas.
Requieren en lugar de castigos y golpes, muchos abrazos, besos
sentir que son importantes, oír frases de aliento y de esperanza que les
convenzan de que sus esfuerzos valen y que poco a poco las cosas mejorarán
Para ellos son una bendición: Los buenos amigos que los distraigan y les
colaboren. Los profesores que los califiquen de acuerdo a las capacidades de
ellos y no comparándolos con los otros. Docentes con enfoque humanista y padres que les tengan
paciencia y los acepten tal como son
Para estos niños es más importante sentir bienestar integral
que saber multiplicar, pero como deben permanecer gran parte de su vida en instituciones educativas, es importante ubicarlos en donde los ayuden, como en el Colegio de la Universidad Pontificia Bolivariana, sede Marinilla y el Colegio Los Andes de Barrancabermeja, donde la calidad humana de directivos y profesores han sido una bendición para muchos estudiantes y sus familias. Mi gratitud eterna para ellos.
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