viernes, 13 de octubre de 2017

PADRES SOLTEROS,¿QUIEREN HIJOS FELICES?

ALBA LUCIA CASTRO, psicóloga junio 24 de 2017

Ser padre requiere inteligencia emocional, especialmente cuando es padre soltero, porque para poder ¡comprender las necesidades, pensamientos y deseos de un hijo tiene que desarrollar ese sexto sentido que tienen las mujeres y que se despierta con la maternidad.
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Lo primero, es desarrollar empatía, es decir, ser capaz de ponerse en el lugar del niño. Para eso necesita saber un poco de psicología del desarrollo, con el fin de que pueda saber qué esperar del hijo en la forma de pensar, sentir, hacer y relacionarse con otros, estimular y orientar su desarrollo, pero esto implica dedicar tiempo para aprender.

Los bebés nacen con el 70% de la masa cerebral desarrollada y solo se termina su desarrollo hacia los 25 años. El cerebro es “la torre de mando y control”, en este se dan todos los procesos de percepción, pensamientos, emociones y acciones por eso es importante conocer cómo funciona el hijo según la edad

Al principio el infante aprende por imágenes, graba en su mente una base de datos de todo lo que vive, sus sentidos se desarrollan y captan la realidad, el problema es que no tiene capacidad de discernimiento, pero sí una memoria increíble aunque sin capacidad de procesar y discernir, simplemente memoriza al igual que lo hace un loro.

El desarrollo cognitivo para analizar y tomar decisiones es lento: en la niñez el pensamiento es concreto y simple; en la adolescencia empieza la asociación de ideas y deducciones de mediana complejidad; en la juventud y la madurez progresivamente desarrolla la capacidad de pensar en cosas abstractas, como asuntos éticos y prever lo que puede suceder fuera de su contexto presente y real.  

Un niño NO puede actuar tan conscientemente como un adulto porque le falta experiencias, enseñanzas y aprendizajes a granel. Los niños, adolescentes y jóvenes, necesitan mucho amor, ser escuchados, comprendidos, tener con quien dialogar sobre sus inquietudes y temores sin ser juzgados ni criticados. Necesitan quien confíe en ellos y en quien confiar.

Necesitan una ruta de vida, un ejemplo digno de seguir para poder armar una base mental de normas, criterios y valores que le sirvan de guía para madurar y adquirir habilidades para afrontar la vida autónomamente, sintiéndose seguro, adecuado y fuerte frente a los retos que le esperan.

Los menores necesitan una unidad de autoridad estable, serena, ecuánime y objetiva de papá y mamá (aún estando separados) y que los abuelos y cuidadores acojan esta autoridad.

Es un error grave querer ser “amigo” de los hijos, porque pierde la autoridad, se dificulta hacer cumplir normas y poner límites. Una cosa atenderlos y amarlos, y otra diferente es que los padres hagan lo que el menor de edad decida, pues se convierten en tiranos y pueden desarrollar trastornos de personalidad u otros, que no le permiten adaptarse a la sociedad y son desgraciadamente infelices.

¡Animo! Tus hijos son lo más importante, haz todo lo posible para educarlos de modo que sean felices siempre!

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