viernes, 22 de julio de 2016

LA INCLUSIÓN ESCOLAR DE ESTUDIANTES CON ENFERMEDADES LIMITANTES

Que vale más ¿saber multiplicar o sentir bienestar integral?
ALBA LUCIA CASTRO, psicóloga, 2013/07/18 - 2016/07/2018

Todos los niños tienen el derecho a sentir bienestar, seg
uridad y protección en todos los lugares, especialmente en su institución educativa. Sin embargo, hay niños a quienes les toca afrontar duras realidades que interfieren en su bienestar.

Los niños que siendo normales intelectualmente, pero tienen algún trastorno de aprendizaje, discapacidad física,  ansiedad social o cualquier otro trastorno del desarrollo, sufren en silencio una serie de frustraciones al darse cuenta que están en desventaja frente a los otros niños, lo cual causa menosprecio por sí mismo.

Cuando los padres y profesores los regañan y cuando sus compañeros hacen comentarios ofensivos y críticas negativas porque su rendimiento es bajo, para estos niños son como golpizas psicológicas; además algunos niños son duramente castigados o golpeados físicamente, sin comprender sus dificultades.

Estos niños por lo general no son escuchados cuando dicen que no pueden, que no entienden o que les cuesta trabajo, entonces menguan su autoconcepto académico y su autoestima, sienten una profunda tristeza, se aíslan y se retraen para evitar al máximo las burlas, criticas o exponerse a cometer errores, lo cual no solo interfiere en su desarrollo emocional sino también en el social.
 
Sucesos como accidentes, enfermedades cardíacas, diabetes, epilepsia o cualquier otra enfermedad medianamente grave o severa pueden hacer que el niño se desmoralice, sienta que no vale la pena estudiar ni esforzarse porque es probable que su muerte esté cerca y entra en depresión, pero como tiene que enfrentar la realidad cotidiana puede afrontarla con rebeldía y agresividad.

En estos casos los niños se vuelven susceptibles, malgeniados, callados, llorones, inseguros, indecisos, tercos, tienen pesadillas, cambian rápidamente de estado de ánimo, pueden sufrir trastornos alimenticios, como comer en exceso y otros días no comen prácticamente nada.

Los niños con estos problemas necesitan mucha comprensión por parte de familiares y amigos, necesitan constantemente escuchar expresiones de amor y que les hagan ver que tienen otras habilidades, cualidades, comportamientos  y acciones buenas.

Requieren en lugar de castigos y golpes, muchos abrazos, besos sentir que son importantes, oír frases de aliento y de esperanza que les convenzan de que sus esfuerzos valen y que poco a poco las cosas mejorarán

Para ellos son una bendición: Los  buenos amigos que los distraigan y les colaboren. Los profesores que los califiquen de acuerdo a las capacidades de ellos y no comparándolos con los otros. Docentes con enfoque humanista y padres que les tengan paciencia y los acepten tal como son


Para estos niños es más importante sentir bienestar integral que saber multiplicar, pero como deben permanecer gran parte de su vida en instituciones educativas, es importante ubicarlos en donde los ayuden, como en el Colegio de la Universidad Pontificia Bolivariana, sede Marinilla y el Colegio Los Andes de Barrancabermeja, donde la calidad humana de directivos y profesores han sido una bendición para muchos estudiantes y sus familias. Mi gratitud eterna para ellos. 


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