jueves, 6 de septiembre de 2012

LOS MUERTOS DEAMBULANTES


 ALBA LUCIA CASTRO, psicóloga
v1/2005-08-06, v2 sept 2012

Existe un Paraíso rodeado por  mares, bendecido por ríos, colmado de especies animales  y una tierra donde cualquier semilla brota. Es un territorio tan milagroso y especial, que extraños de decenas países  vinieron a robarse sus riquezas y cambio les dejaron un caudal de semillas de maldad.

La primera semilla creció y al percibir su aroma los habitantes del Paraíso se llenaron de miedo, se veían más pequeños y empezaron a ver los extranjeros como dioses.  Entonces mientras los paradisinos les besaban los pies, dichos personajes les extraían su sabiduría popular y les inyectaban películas de sexo barato, violencia y corrupción.

Les dieron bebidas y comidas deliciosas para que los paradisinos se durmieran mientras ellos les robaban una extensa franja de su tierra. Les trajeron elctrodomesticos, perfumes y baratijas para que ellos despreciaran sus telares y les regalaran bananos, flores, oro, esmeraldas, cuero, café y petróleo.

Les tupieron los oídos con música satánica y los enseñaron a cultivar, vender  y  consumir drogas para robarles el corazón, porque les daba envidia la capacidad de los paradisinos para amar, gozar de la vida y luchar por el bienestar de su familia.

Buscaron la forma de hacer que mantuvieran una guerra civil para  que entre los mismos paradisinos se mataran, les enseñaron a producir los narcóticos que ellos consumen para no afrontar la deshumanización de sus pueblos, pero a la vez destruyeron la tranquilidad de los pueblos y veredas del Paraiso.

Entonces con el pretexto de aliviarles el dolor, cientos de sectas entraron por los patios y convencieron a sus habitantes de que a cambio de entregar su personalidad y parte de sus ingresos los salvarían para la eternidad.

Al ver los extraños la inteligencia de los paradisinos, se llevaron los mejores cerebros y convencieron a los jefes de que era mejor no exigirles a los niños que aprendieran, sino que pasaran el año escolar por promoción automática, sin ningún esfuerzo, civismo, religión ni urbanidad, para que no aprendieran a pensar...¡Qué pesar!

 

Por eso hoy vemos  muertos deambulantes por las calles del Paraíso, jóvenes con el cerebro sin estrenar, el corazón vacío y sin principios ni buenos sentimientos para compartir porque su familia fue despedazada por la guerra, la violencia intrafamiliar, la falta de ética y moral de sus padres o los efectos del sistema económico mundial    

¡Caray, que panorama tan cruel! Sinembargo el Paraiso no muere porque hay quienes creen en su país, su familia y comunidad y han decidido dejar de quejarse y protestar; a cambio han empezado a trabajar para recuperar el amor, la verdad, la justicia  y la paz!!!

Al fin en los colegios empezaron a ajustar la forma de evaluar e intentan enseñar urbanidad y valores para la convivencia en comunidad.

Y Usted,  ¿qué esta haciendo desde su hogar,  su trabajo y en especial desde su SER PERSONA para hacer de Colombia un Paraíso de verdad?

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