lunes, 20 de agosto de 2012

EL PODER DE APROPIARSE DEL “YO”


Observa la naturaleza y descubre las Leyes universales

ALBA LUCIA CASTRO Psicóloga.

Cuando descubrimos nuestra naturaleza esencial y sabemos "quién soy realmente",  descubrimos nuestro espíritu, la esencia inmaterial  plasmada en los principios, valores, defectos y virtudes humanas que hace que seamos lo que somos y no otro ser humano.

Ese espíritu pasa a ser la guía interna, propia y autónoma, sobre la que fundamentamos nuestras decisiones diarias, por tanto ya no serán las cosas externas las que influyen en nosotros.

Un espíritu virtuoso, fuerte en valores y criterios rectos,  nos hace libres, pues ya no sentimos la necesidad de buscar la aprobación de los demás, ni de controlar las cosas, las circunstancias o las personas para mantener el equilibrio y la lucha por el poder para vencer y el temor irracional desaparecen.

Se es libre, cuando ya no dependemos totalmente de las circunstancias, personas y cosas que nos rodean, sino que interactuamos con las personas, aprovechamos las circunstancias y aprendemos a afrontar las situaciones difíciles o cotidianas para lograr responsablemente bienestar y prosperidad material y espiritual

Nuestro espíritu libre no se sostiene en títulos, propiedades, estrato social, cargo laboral ni en el dinero; se fundamenta en los principios rectos, las leyes universales, el apoyo Divino que se deriva de estar en estado de paz consigo mismo, con el universo y con el Creador y de  la capacidad de amar, comprender y perdonar.

Por eso no teme a los desafíos, respeta a todo el mundo; no se siente inferior a nadie tampoco superior y tiene la convicción de que nada le pertenece para siempre, nada es eterno, sabio ni perfecto. Reconoce que las estaciones también son parte de la vida por tanto hay tiempos vitales de verano, invierno, primavera y otoño.

El poder del YO, se logra con el autoconocimiento y autoaceptación, pues cuando hay autoestima real, se centra la vida en lo que sabemos que somos capaces y trabajamos diariamente por tener mejores habilidades y cualidades, y dejamos de juzgar a otros.

El silencio, el encuentro consigo mismo, la humildad, sencillez, honestidad y la capacidad de observación y análisis, nos llevarán a comprender la realidad tal cual es, sin afectarnos porque las cosas no son como nos gustarían y entonces podemos afrontar los problemas con nuestra potencialidad real, con fortaleza y templanza, caridad, justicia y prudencia

El espíritu conserva el equilibrio del ser humano cuando tiene fe en que el Creador nos ama, protege y ofrece alternativas. La esperanza de que después de la tormenta, viene la calma y en calma podremos ver con claridad el camino que más conviene. La fe y la esperanza sostendrán nuestra paz interior y la capacidad amar y aprender mientras disfrutamos de la vida. 

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