ALBA LUCIA CASTRO
Psicóloga.
Cada quien tiene lo que se merece y es lo que quiere ser.
Los sueños sin acción no son sino meras ilusiones, por tanto no basta con tener
pensamientos optimistas, visualizar las metas y rezar novenas al santo de su
devoción, si no planea, coordina
esfuerzos, tiempo, recursos y además trabaja con tesón y perseverancia por lo
que desea.
Los niños sobreprotegidos, que todo lo tienen solucionado,
no tienen más responsabilidad que las tareas escolares y les dan todo lo que
piden, crecen creyendo que todo es fácil, que las cosas caen del cielo.

Un tercer grupo son los niños que tienen padres demasiado
controladores, dominantes, autoritarios, pues no permiten que el niño aprenda a
pensar y a tomar decisiones, tampoco le dejan espacio para desear, ser
creativo, recursivo y responsable de sus propios actos, pues siempre hace lo
que le ordenan.
Estos tipos de niños cuando no obtienen lo que quieren como
su capacidad de tolerancia a la frustración es débil, la virtud de la responsabilidad
no se ha desarrollado adecuadamente, podrían caer en dos extremos: o buscan
satisfacer a toda costa sus deseos o se sienten crónicamente frustrados por su
fracaso.
Quienes obtienen lo que quieren a toda costa, hacen cosas
incorrectas como sobornar, manipular y amedrantar a sus padres con berrinches;
mas adelante matonean a sus compañeros y si continúan en la misma tónica, pues
podrían ser aquellos adultos corruptos, negociantes de cosas ilícitas,
vividores, oportunistas y manipuladores de los más débiles, ingenuos,
necesitados o confiados.
Los frustrados crónicos, se vuelven conformistas,
pusilánimes, viven soñando y hablando de castillos de oro, pueden llegar a aparentar
lo que no son, envolverse en sus propias
mentiras, llegar a ser mitómanos, resentidos sociales, asolapados o mediocres.
Si quiere que su hijo triunfe es conveniente entonces:

·
asígnele otras responsabilidades a la medida de
su desarrollo físico, psicológico e intelectual
·
escúchelo, apóyelo en sus iniciativas, estimule
su creatividad y perseverancia para resolver sus problemas y para realizar sus
tareas.
·
Separe el amor del dinero y las cosas
materiales. Separe el amor de los errores de los hijos
·
Recuerde que su hijo requiere a diario atención,
comprensión, respeto, trato amoroso y orientación.
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